Soltera y Sin Hijos … a los 40
Me crié en una familia grande, como la mayoría de las familias latinas
Me crié en una familia grande, como la mayoría de las familias latinas. Tuve como modelo a tías fuertes de carácter, opinionadas, la mayoría corrían negocios junto a sus esposos. De igual forma, algunas de esas mujeres fuertes, las cuales admiraba, con maridos considerados por la sociedad como “buenos proveedores” eran víctimas del machismo que se manifestaba a través de la infidelidad descarada, la violencia doméstica y el trato que sin hablar gritaba “no somos iguales.”
En silencio crecí observando las diversas dinámicas familiares y desde pequeña me quedó claro que un “buen proveedor” no se ajustaba al tamaño del tipo de vida que anhelaba para mí. También aprendí y me juré que jamás estaría con un hombre por las razones incorrectas a.k.a. un hijo, falta de dinero, conformismo o soledad. Es así, como convertí en prioridad el alcanzar mi realización profesional la cual me daría la plenitud de la independencia económica y emocional.
El viaje ha sido una aventura maravillosa donde he tenido la libertad de escoger lo que quiero y cuando lo quiero. La soltería me ha dado el privilegio de tomar riesgos y caminos inesperados sin pensarlo mucho. Tiempo para compartir con mis amigas y para explorar la vida social y cultural de mi país. Desde la perspectiva profesional, me ha permitido crecer, brillar, tomar el tiempo para alcanzar mis ambiciosos objetivos sin mayores remordimientos que perder horas de sueño o vida personal. Sí, hay algo de workaholismo en mi 😉
Desde el punto de vista personal, la madurez de los 40’s me ayuda a definir con certeza lo que quiero y lo que no quiero en una relación. Me da la seguridad y confianza de expresar mis deseos a mi pareja sin miedo y de exigir el respeto que como mujer merezco en una relación. Soy una romántica perdida y añoro en algún momento continuar el viaje de la mano de un compañero que me complemente y me inspire a ser una mejor versión de mí. Hijos? Familia? Claro que sí, si llega por las razones correctas. Esa voz interior que te dice que tu decisión te hace sentir llena y completa … jamás por la presión de una etiqueta social.
Hemos avanzado mucho, pero mentiría si dijera que no seguimos viviendo aún en una sociedad de etiquetas, donde se mide el “ éxito” social por la “aparente total felicidad” de tu matrimonio, la prosperidad económica de la pareja, los dos. Tres hijos y que no se nos olvide jamás … la adorable mascota.