Soltera y Sin Hijos … a los 40  

Me crié en una familia grande, como la mayoría de las familias latinas

Photo: Unsplash/@priscilladupreez

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Me crié en una familia grande, como la mayoría de las familias latinas. Tuve como modelo a tías fuertes de carácter, opinionadas, la mayoría corrían negocios junto a sus esposos. De igual forma, algunas de esas mujeres fuertes, las cuales admiraba, con maridos considerados por la sociedad como “buenos proveedores” eran víctimas del machismo que se manifestaba a través de la infidelidad descarada, la violencia doméstica y el trato que sin hablar gritaba “no somos iguales.”

En silencio crecí observando las diversas dinámicas  familiares y desde pequeña me quedó claro que un “buen proveedor” no se ajustaba al tamaño del tipo de vida que anhelaba para mí. También aprendí y me juré que jamás estaría con un hombre por las razones incorrectas a.k.a. un hijo, falta de dinero, conformismo o soledad. Es así, como convertí en prioridad el alcanzar mi realización profesional la cual me daría la plenitud de la independencia económica y emocional.

El viaje ha sido una aventura maravillosa donde he tenido la libertad de escoger lo que quiero y cuando lo quiero. La soltería me ha dado el privilegio de tomar riesgos y caminos inesperados sin pensarlo mucho. Tiempo para compartir con mis amigas y para explorar la vida social y cultural de mi país. Desde la perspectiva profesional, me ha permitido crecer, brillar, tomar el tiempo para alcanzar mis ambiciosos objetivos sin mayores remordimientos que perder horas de sueño o vida personal. Sí, hay algo de workaholismo en mi 😉

Desde el punto de vista personal, la madurez de los 40’s me ayuda a definir con certeza lo que quiero y lo que no quiero en una relación. Me da la seguridad y confianza de expresar mis deseos  a mi pareja sin miedo y de exigir el respeto que como mujer merezco en una relación. Soy una romántica perdida y añoro en algún momento continuar el viaje de la mano de un compañero que me complemente y me inspire a ser una mejor versión de mí. Hijos? Familia? Claro que sí, si llega por las razones correctas. Esa voz interior que te dice que tu decisión te hace sentir llena y completa … jamás por la presión de una etiqueta social.

Hemos avanzado mucho, pero mentiría si dijera que no seguimos viviendo aún en una sociedad de etiquetas, donde se mide el “ éxito” social por la “aparente total felicidad” de tu matrimonio, la prosperidad económica de la pareja, los dos. Tres hijos y que no se nos olvide jamás … la adorable mascota.

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