El vínculo entre la inteligencia emocional y el buen liderazgo

Cuando los empleadores promueven a un empleado o contratan a alguien nuevo para una posición de liderazgo, generalmente buscan a alguien que esté bien informado, que pueda resolver problemas e implementar soluciones proactivamente y que tenga una visión clara para su trabajo

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Cuando los empleadores promueven a un empleado o contratan a alguien nuevo para una posición de liderazgo, generalmente buscan a alguien que esté bien informado, que pueda resolver problemas e implementar soluciones proactivamente y que tenga una visión clara para su trabajo. Todas estas características son buenos indicadores de un buen liderazgo, pero hay otra cualidad esencial que a menudo se pasa por alto al considerar la contratación o promoción del personal a posiciones gerenciales, una que distingue a un líder exitoso de uno sin éxito: la inteligencia emocional del candidato o candidata.

 

La inteligencia emocional consiste de tales “habilidades interpersonales” como la autoconciencia, autorregulación, motivación, empatía y habilidades sociales. No tener estas características no necesariamente hace que una persona fracase como líder, pero tenerlas aumenta en gran medida las posibilidades de que esa líder tenga éxito. Daniel Goleman, en su libro “Inteligencia Emocional”, describe el “autocontrol emocional” como un proceso donde uno retrasa la gratificación y modera la impulsividad y explica como esto subyace los logros personales y profesionales. Si te visualizas algún día asumiendo un puesto gerencial en el trabajo (o si quieres ser un mejor líder hoy), considera cuáles de estas áreas podrías trabajar y haz un esfuerzo consciente para mejorarlas.

 El poder de la autoconciencia

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 Una persona consciente de sí misma conoce sus fortalezas y sus debilidades. Reconocen lo que está impulsando sus emociones y acciones, y reconocen el impacto de sus palabras y acciones en los demás. Ser consciente de sí mismo hace que una persona sea más realista y segura, sin volverse tiránica y arrogante. También, esto hace que sean más propensas a escuchar y entender los demás. 

La autorregulación genera éxito

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¿Puedes mantenerte enfocada? El enfoque al que nos referimos significa la suspensión de un juicio hasta conocer todos los hechos. Tomar decisiones apresuradamente resulta en errores, lo cual hace sentido cuando consideramos lo difícil que es tomar una buena decisión sin el conocimiento completo de una situación. Ser capaz de enfocarte en el presente y en los hechos, sin reaccionar rápidamente, puede hacerte un mejor líder: uno que es abierto y receptivo al cambio cuando sea necesario. 

Orgullo por tu trabajo 

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Enorgullecerse del buen trabajo significa tener pasión por lo que haces, esto va más allá del dinero y prestigio. Tener pasión hace que las personas persigan y alcancen sus objetivos, incluso frente a tremendos obstáculos. Además, si estás trabajando para alcanzar altas metas personales, el orgullo por los logros diarios puede protegerte contra las caídas en tu empresa u organización, permitiéndote mantener una actitud positiva y comprometida con las tareas pendientes. Tal vez no sepas qué podría ocurrir en tu trabajo el próximo mes o año, pero al menos puedes estar segura de haber realizado tus responsabilidades de la mejor manera posible.

El valor de la empatía y las habilidades sociales

 Comprender lo que otros sienten y tomar en consideración esos sentimientos puede hacer la diferencia entre la lealtad y el caos en el lugar de trabajo. Los líderes empáticos, al relacionarse con las personas que trabajan para ellos, tienen más posibilidad de retener empleados talentosos, negociar mejores acuerdos con clientes y empleados con problemas y permanecer sensibles ante las necesidades de quienes los rodean –reduciendo la tensión y promoviendo la armonía.

Tener habilidades sociales te permite crear relaciones y redes profesionales al encontrar terreno común para establecer una mejor conexión con tus colegas. Los líderes con inteligencia social pueden construir equipos de trabajo eficientes.

Mientras ningún rasgo por sí solo – ya sea la inteligencia, el conocimiento, las habilidades analíticas o la inteligencia emocional – determina si una persona será un líder exitoso, la inteligencia emocional juega un rol importante en este caso. Desarrollar tu propio coeficiente emocional puede impulsarte a alcanzar tu máximo potencial de liderazgo.

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